

"It is not necessary to hope in order to undertake, nor to succeed in order to persevere" (Charles the Bold)
Al margen de los amigos que se convirtieron en compañeros de entreno (seguro que me dejo a más de uno), me gustaría recapitular los grandes momentos (la mayoría de ellos reflejados en algún post) de la fase de preparación:
También tuvimos tiempo de ir a nadar, rodar en bici y trotar…
Fase IV: Graduación en Klagenfurt
El día empezó pronto. A las 4.15am, Pepe y yo, que compartíamos habitación, nos poníamos en pie, prácticamente al mismo tiempo que Javi hacia entrada. Preparamos rápidamente el desayuno, a base de bocadillos de pavo (yo me baje dos en un abrir y cerrar de ojos, medio obsesionado con el tiempo de digestión), recuperation y coke. Una mezcla explosiva en un estómago al que le gusta sorprender en los peores momentos.
Una vez terminamos de preparar la bolsa de special needs, con bocadillo de nutella, oreos, geles y demás, bajamos a la recepción del hotel, donde ya había bastante gente esperando el autobús que nos llevaría hacia la línea de salida.
Últimas comprobaciones a la bici, bolsas de transiciones y special needs, una pasada por las letrinas (ya empiezo a conocer a mi organismo) y a enfundarse el neopreno. De camino a la playa comentábamos de ponernos en la salida lenta (había una playa dividida en dos por un muelle y supuestamente los nadadores lentos se estaban colocando en la izquierda), pero con las prisas y demás conseguí que nos colocásemos en la salida rápida.
Natación
Sin tiempo para hacer unas brazadas de calentamiento, los pros saltaban al agua y se colocaban en la salida, a unos 40-50m de la orilla. Todavía medio empanado escuché el pistoletazo de salida y pregunté: “aixo es la sortida? No era water start?” En teoría la salida era desde el agua para todos, pero sólo los pros lo hicieron así. Además de no ser pro tengo que nadar 50m más?
La salida fue bastante accidentada, con galletas y patadas de todas las modalidades (palma abierta, puño cerrado, etc.). A las tres brazadas escuche como el polar se paraba y a los 50m ya me habían sacado la gafas, lo cual tampoco me hizo perder mucho tiempo (este año no quería ganar el IM). Fue un agobio hasta la primera boya (unos 600-700m), tiempo en el que no paraba de escuchar la voz de Nalex diciendo “Nedas, vas a disfrutar mucho nadando tío”. En estos momentos sólo pensaba en salir del agua y liarme a guantazos con los 100 tipos que ya me habían “puesto la mano encima”.
Después de la primera boya me vi solo y durante un buen rato pensé que realmente estaba nadando bien, pero no era más que un espejismo. Levanté la cabeza y vi la gran masa a cierta distancia, instante en el que supe que mi rumbo no era el óptimo. Daba igual, estaba nadando tranquilo y a buen ritmo.
Cada vez que pasaba una boya se repetía la historia de la salida, aunque por suerte quedaban pocas. Los últimos 800-900m transcurrían en un canal y obviamente volvieron los apretujones, los manotazos, etc. Está bien que la gente quiera hacer tiempo, pero no entiendo que a 20m de la llegada un tipo me pase por encima. Le dije de todo, pero en retrospectiva puedo llegar a entender su comportamiento.
Algo que realmente agradecí es no nadar en agua salada, básicamente por la cantidad de agua que tragué (la del canal ya no sabía tan bien).
Me encantó la salida del agua. Había una rampa con pavimento algo deslizante que los voluntarios te ayudaban a subir. Literalmente te sacaban en brazos del agua.
Hasta aquí no tenía ni idea del tiempo que había hecho ya que el polar se había parado tras un manotazo. En la T1 pude hablar con un alemán que me dijo que habíamos salido en 1h01m.
Al final de la carrera pude comprobar que nade en 1h00m39s.
T1
La transición no tuvo gran cosa. Le di un par de sorbos a una botella con recuperation, me cargué de geles y barritas y corriendo hacia la bici.
Hice la chapucería de dejar los zapatos enganchados en la bici y creo que hice bien, porque había que caminar un buen rato hasta poder montarse a la bici.
Al final, transición en 5m11s.
Bici
El inicio de la bici me pareció muy gracioso. No porque el recorrido estuviese lleno de payasos haciendo el tonto, sino porque un par de días antes habíamos ido en coche a inspeccionar el recorrido y no tenia nada que ver!!! De hecho el que estaba haciendo en bici era mucho más bonito.
Empecé algo relajado para no cargar mucho las piernas al principio. Lo que más me preocupaba era no pasar por encima de grietas o golpear OTNIs con los que pudiese pinchar. A los diez minutos sentí que pinchaba y empecé a gritar y acordarme de las familias de todo el mundo, pero por suerte ni pinché ni nadie me oyó.
Los primeros kilómetros eran bastante rápidos y me salían medias de 33-35 km/h, con puntas de velocidad bastante altas. Nada que ver con las velocidades que alcanzaban los pros con casco aero y ruedas lenticulares.
Algo de rabia que de vez en cuando pasaban grupos de ciclistas. En estas situaciones no sabes si ponerte delante e intentar escapar, lo cual es improbable y contraproducente en una carrera de larga distancia, o dejar que pasen. En plano es una batalla perdida, así que opté por dejarlos pasar.
Para no aburrirme en la bici, había planeado ser muy metódico: ingerir geles/barras (cada 30min 1 gel o ½ barra) y beber cada 10 minutos, alternando agua y bebida energética. Era una forma de marcarme pequeños hitos que pensaba iban a ayudar. Por otro lado, me había propuesto no mirar la distancia recorrida hasta cruzar la línea de meta, lo cual conseguí. Me guiaba por la velocidad media (no hay que ser ingeniero para saber la distancia recorrida con velocidad media y tiempo, pero era más un cuestión psicológica).
Mi estrategia de alimentación duró poco. Obviamente, bebía cuando me apetecía. En cuanto a la ingesta, pronto comprobé que las barras no me estaban entrando bien y opté por tomar sólo geles (y algún trozo de plátano que pillé al vuelo en los avituallamientos).
Entre pitos y flautas ya estaba en el tramo divertido de los puertos y los esperaba con ganas. Era el momento de empezar a meter hachazos a los que me arrancaban las pegatinas en los planos. Una lástima que no durase más (lo digo ahora sentado en la oficina hehehe). El primero era el Egg am Faaker See (nos reímos bastante con el nombre…), con un desnivel medio del 6.8% y un máximo del 10%. Luego unos kilómetros de falsos llanos y toboganes para atacar el Rupertiberg, de 5.9% de desnivel medio y 11.7% de máximo.
En la primera vuelta llegué al Rupertiberg extremadamente motivado y, con la emoción y el DJ pinchando música animada, lo demostré con unos bailoteos encima de la bici.
Justo tras el Rupertiberg empezaba el tramo más rápido del recorrido, bajando de 686m a 400m en cuestión de 30k, aunque todavía quedaban un par de rampas. En una de ellas se me salió la cadena y, sin perder apenas unos segundos, la coloque y seguí “escalando”. Cabe decir que había estado cuidando la mecánica de la bici durante toda la carrera, cambiando los platos muy lentamente para evitar este tipo de situaciones y sin forzar la cadena. A pesar de este pequeño contratiempo, la bici se comportó como una campeona.
Tras unos kilómetros un pelo más aburridos pero ciertamente bonitos, llegué al final de la primera vuelta con un tiempo más bajo del que pensaba (2h32m y una velocidad media de 35.5km/h). Un kilómetro después un voluntario me esperaba con mi bolsa de special needs, la cual cogí al vuelo. Me guardé los geles y tire el bocadillo de nutella que habíamos preparado con tanto cariño.
Ya “sólo” quedaba una vuelta. Me quedaban fuerzas pero también sabía que quedaba una maratón entera por delante y, sabiendo que no corro bien, quise conservar algo más, poniendo en practica los consejos de Nalex de ir estirando gemelos, lumbares y glúteos.
La segunda vuelta se hizo algo más dura, aunque en ningún momento tuve sensación de cansancio extremo. No sé si fue fruto de la ingesta masiva de geles o del sol, pero en varias ocasiones me vi hablándole a mi bici en voz alta. Frases como “vamos Colnago no me falles ahora” o “lo estas haciendo de coña” se repitieron en varias ocasiones.
Tenía muchas ganas de llegar al Egg y el Rupertiberg, no sé si porque sabía que a partir de ahí todo era “bajada” o porque era la parte más animada del recorrido. Finalmente llegó el Rupertiberg y las rampas previas, y las piernas ya no estaban tan frescas como en la vuelta anterior. En cualquier caso, mi Colnago y yo nos comportamos debidamente, dejando atrás ruedas lenticulares y volviendo a danzar al son de la música.
El Rupertiberg estaba superado con nota alta y sabía que, si la bici no me fallaba (a partir de aquí incrementé la frecuencia con la que conversaba con mi bici), saldría un tiempo más que decente. Por mi cabeza ya empezaba a sonar la palabra maratón, aunque intentaba no hacer mucho caso.
En el ultimo kilómetro de la bici tuve tiempo de ingerir un gel, dar los últimos sorbos de agua y desabrocharme las zapatillas para hacer una llegada a lo pro. Me bajé de la bici con un tiempo de 5h14m (34.3km/h) bastante contento y con energía.
T2
Al igual que en la T1, en la T2 intenté no perder tiempo. Le di un par de tragos a una botella con recuperation, me cargué con 3 geles y 3 squeezes, me puse mi visera de JCT Racing, pasé por una de las letrinas y a correr.
Salí en 4m34s.
Maratón
Desde el momento en el que me apunté a esta locura del IM, sabía que la maratón sería lo más duro. Por un lado, es la disciplina que peor se me da. Por otro, hacer una maratón después de 3.8k de nado y 180k de bici no es sencillo. Es cierto que tenía experiencia en maratones (Barcelona ’06 y Madrid ’07), pero también es cierto que no conseguí acabar ninguna sin caminar. Obviamente, la maratón del IM no iba a ser la primera.
Empecé a correr suave y, por fin, vi caras conocidas. En el km1 estaba el séquito de los Rigau, animando como nunca, lo cual me dio mucha fuerza para el primer cuarto de la maratón. Empecé a coger un ritmo fuerte y, en mi caso, no sostenible. Me salieron bastantes 4m40s/km durante los primeros kilómetros y estaba más o menos bien, pero sabía que tarde o temprano iba a reventar. El dilema era (1) sigo a este ritmo hasta que pete porque sé que voy a petar de todas formas y al menos gano tiempo, o (2) me relajo un poco e intento no caminar?
Mientras debatía en mi interior me crucé con Pepe. Yo bajaba por la recta de atrás, entre los kilómetros 7 y 8, y él corría entre los kilómetros 3 y 4. El tío iba muy cómodo mientras yo empezaba a sufrir el simple hecho de que mis alitas de pollo no están hechas para correr largas distancias. Mi cabeza iba loca haciendo cálculos y suposiciones: “le llevo 4km, yo estoy corriendo a 5min/km pero en breve voy a reventar y subir a 6min/km y el probablemente a 4m40s o 4m50s y sé pondrá a velocidad de crucero de 5min/km. Yo voy a 10km/h y el a 12km/h, en 2horas me pilla…”. Mientras me distraía haciendo cálculos mentales vi pasar a Javi. El tío iba lanzado! Que envidia como corren los hermanos Rigau. Son ambos unas bestias.
Mi calvario empezó entre los kilómetros 12 y 13. Ahí fue cuando decidí parar de correr. Sabía que llegaría el momento, pero tan pronto? Tras unos segundos pensando que no era Ironman ni era nada, retomé el trote cochinero. Me repuse más o menos rápido y pase de un ritmo de 5m36s/km entre los kilómetros 12 y 16 a 4m56s entre el 16 y el 20.
A todas estas me crucé otra vez con Pepe y me dio la sensación de que más o menos manteníamos la misma distancia que en el cruce anterior (a posteriori vi que durante la primera media maratón sólo había perdido 30seg con respecto a Pepe y algo más de 5min con respecto a Javi).
La única diferencia es que yo iba a menos y cada vez estaba más débil. Para motivarme y no caerme mucho moralmente, me plantee lo que quedaba de maratón como un ejercicio de series de 2-3km (distancia entre cada avituallamiento). Corría 2-3km a un ritmo decente y caminaba un buen rato en el avituallamiento con una metódica bastante definida: esponja por la cara, un vaso de agua en la cabeza, un sorbo de bebida energética, un gel (de forma alternada), un vaso de agua y un sorbo de coca-cola. Conseguí aguantar bastante este ejercicio, aunque en alguna ocasión caminé sin la excusa del avituallamiento.
Llevaba la camiseta y los pantalones empapados del agua que me tiraba por encima, y cada poco tenía que ir subiéndomelos porque se me caían. De todas formas, cada vez quedaba menos para la meta y los ánimos del séquito, Jayi y Pepe, que en una ocasión soltó un “corre que te’n vas a Hawaii”, me animaban a continuar. Por otro lado sabía que amigos como Chop me estaban siguiendo online y no quería decepcionar.
Por fin el último giro antes de encarar los últimos 5km de la maratón. Me volví a cruzar con Pepe que iba sacando polvo y ya lo tenía a tan solo 8 minutos. Apreté los dientes y tire un par de kilómetros a 4m05s – 4m10s para luego volver a relajarme y disfrutar del momento.
Estaba a punto de lograrlo. Estaba a punto de convertirme en un IM Finisher y con un tiempo muy bueno!!! Enfilé la recta final y no pude más que alzar los brazos, saludar al séquito y convertirme en un Ironman.
Con un tiempo final en la maratón de 3h46m, superé mi marca de Barcelona y encima llegué sin sangre en los pezones!!
Tiempo final del Ironman: 10h11m
Mientras esperaba a Pepe y a Javi en la meta, que llegaron en un abrir y cerrar de ojos, me estiré un momento en las gradas siguiendo el ejemplo de otro finisher. Craso error! Primero por no estirar (el martes aún andaba tipo robocop). Segundo porque al levantarme me bajó la tensión a lo bestia y me quedé sin energía y me tuvieron que dar un “chute” de suero (al otro finisher se lo llevaron en camilla).
Una de las mejores sensaciones de mi vida y, como dicen, “there’s no better feeling of accomplishment in life than finishing the Ironman”
La pregunta ahora es, cuál es el next challenge?
El Ironman no se limita a los 226 km del día de la prueba, ello no sería justo y, bajo mi punto de vista, probablemente no valdría la pena... El IM es un increíble camino en que, rodeados de amigos, familiares, compañeros de entreno y, sobre todo, compañeros de viaje (en mi caso Christian, Edu y por supuesto, mi hermano Pepe con quien he compartido todas las locuras deportivas y entrenos) se crece y madura no sólo a nivel de forma física sino también mentalmente.
El domingo 5 de julio fue la celebración de nuestro Ironman, que empezó exactamente 1 año antes, a las 12 de la noche, cuando en un momento de valentía (y, sobre todo, inconsciencia de lo que nos esperaba!) Edu, Pepe y yo le dimos al botón de "submit" en la aplicación online para el Ironman de Austria el 5 de julio de 2009.
A partir de ese momento, cualquier zancada, golpe de pedal o entonces torpe y arrítmica brazada, tenían un claro sentido: acercarnos un pasito más a la línea de meta de Austria.
Desde entonces, y como habréis ido siguiendo en el blog, se han sucedido meses de duros entrenos, pocas horas de sueño, y malabarismos casi a la altura de los impresionantes malabaristas del Cirque du Soleil para combinar largas horas de trabajo con la familia, mujer (en mi caso) o novia (en el caso de Pepe, que se convertirá en mujer en sólo una semana!) que han sido súper-comprensivas a lo largo de este "egoísta" periodo (1000 gracias!) y entrenos...
Ya en Julio decidimos profesionalizar nuestro entrenamiento (hasta el momento seguíamos una combinación del entreno de maratón de runners.es y uno que nos preparó Carlos Roig para entrenar en plan express la Marató de Barcelona en 2006) y aprovechar para catar qué tal nos acostumbrábamos a tener entrenador y no ir por libre en una disciplina que conocíamos bien y habíamos entrenado bastante por nuestra cuenta.
Marcel nos preparó un plan en que entrenaríamos para el sub-3h y, en paralelo, empezaríamos a hacer nuestros pinitos en bici, que salvo algunas saliditas esporádicas cortas estábamos a 0…
Ahora tocaba aprender a ir en bici y a nadar, que no es poco!
Entreno del IM
No me extenderé aquí ya que conocéis nuestras peripecias por los posts del pasado año… pero en retrospectiva, creo que han sido una parte clave de este IM de 1 año que hemos hecho. Nos hemos sacrificado mucho para “encajar” los exigentes entrenos en nuestra apretada agenda (Pepe además ha estado preparando con Pati su boda y montando el nuevo piso que les ha quedado genial!) pero, sobre todo, hemos disfrutado como enanos compartiendo nuestros entrenos con gente increíble. A destacar Borja y Christian (Finisher IM Frankfurt 2009, enhorabuena!!!) que nos han acompañado en todas las salidas, Sime y Pablo que han compartido retos como el Half y o el increíble Sant Esteve Trail Classic, Manuel, Valentín, Carlos, Quique… Un sinfín grandes deportistas y mejores personas que con su sabiduría y compañía nos han ayudado a construir el puente que nos ha convertido en finishers! Gracias a todos!
Me llevo de esta fase grandes recuerdos como los runs de 30k con Pepe a las 6am antes de ir a trabajar a las 9am, sesiones de natación en la Charca, salidas en bici de los sábados con Borja y Christian, Almost Man con Pepe mano a mano, Sant Esteve Trail Classic con Pablo y Sime, media de Cercedilla con Manuel y Pepe, apoyo de Chop (miembro clave del equipo Next Challenge tanto en carrera como en apoyo incondicional!) en maratones y en concreto en Berlin, Sant Silvestres con Chop y demás, ascenso a Morcuera y Cotos nevando con Pepe, Borja y Christian, Madrid-Segovia con Edu, Christian y Pepe… En fin, grandes momentos compartidos con amigo que han hecho que el sabor de cruzar la línea de meta haya sido más especial…
Porqué el IM es una actividad “en solitario” y con uno mismo el día de la prueba, pero el camino hasta allí es sin duda una excelente oportunidad para compartir momentos increíbles con amigos que quedarán inmortalizados en mi retina para siempre.
Este regalo de Pepe en papel pluma resume muy bien la parte técnica de los entrenos, pero la parte más diferencial y que ningún plan de entrenos puede capturar son las vividas con amigos y de las que cuelgo un par de fotos a modo de recuerdo.
Sin embargo, al llegar al aeropuerto no nos pusieron demasiados problemas y, previo pago de €45/bici, nos aceptaron el equipaje sin problemas… Uf, primera barrera superada!
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