Procesión Triatlética de Pepe en Semana Santa

Al plantear que planes podía hacer estas vacaciones, como en tantas otras, tenía que decidir si me quedaba en Madrid para ponerme al día con la bici o me iba de viaje para desconectar un poco.

Después de analizar posibilidades, llegué a la conclusión de que haría un mix de las dos opciones: viajar con la bici a cuestas!! Primera parada: Camprodón. Segunda parada: Barcelona.

El miércoles por la tarde salimos rumbo a este pequeño pueblo a 1000m de altura a los pies de los Pirinos. El cielo nos daba tregua y ya de camino empezamos a planear la salida en solitario en bici que haría el jueves a primera hora.

Jueves 8h30. Todo el mundo en casa de Pati amanece pronto. Unos para cuidar a los peques de la casa, otros para ir a comprar desayuno y un “pirado” para ir en bici por unas carreteras que no conoce. Una vez equipado con mi kit de frío madrileño (estábamos a 2ºC otra vez!!!), puse rumbo a Francia. La ruta era simple, coger la carretera antigua a Francia (casi intransitada) y dar pedales hasta que me cansara! Al final, la práctica resultó un poco más complicada que la teoría. Me tocó subir un puerto bastante serio (Coll d’Ares) para luego pasar a tierras francesas. Una vez coronado el puerto, comencé el descenso con una extraña sensación.... Al ir solo y no tener ni idea de mis posibilidades, no quería arriesgar y a medida que iban pasando los minutos de bajada a +45 km/h iba pensando que luego tendría que subir y no las tenía todas conmigo... jejej. Al final, raro en mi, puse un poco de sensatez y di media vuelta antes de llegar al pueblo de debajo del puerto (que se veía muy muy bajo...). Así, si me quedaban fuerzas a la bajada, completaría con otro minipuerto (de los muchos que había dejado a ambos lados en la subida). Finalmente, ruta redonda, con sol 1500m de desnivel positivo, 70km y unas vistas de ensueño. Solo faltó la compañía!!





Viernes 8h30. Después de ver las típicas procesiones el jueves por la tarde, cenamos y preparamos junto a Sime la salida del sábado. Esta vez, uno de los factores estaba en riesgo: el tiempo. Parecía que iba a llover.. ashhhh. Decidimos mantener el horario y ya veríamos si corríamos o salíamos en bici. Al despertarnos, parecía que el tiempo se mantenía y pudimos coger las bicis. El único pero es que hacía bastante frío y a medida que subíamos, la niebla se iba cerrando cada vez más y la lluvia incrementando su intensidad. Una vez más, a media subida, tuvimos un atisbo de sensatez y decidimos no arriesgar... se estaba poniendo muy feo. Efectivamente, cuando dimos media vuelta y comenzamos el descenso, vimos claro que incluso habíamos tardado en tomar aquella decisión. La bajada de más de 25 minutos se convirtió en un calvario y el frío en pies y manos me dejó paralizado bajando a 15km/h... Sime, se puso al frente y me guió ya que, si hubiéramos continuado a mi ritmo, quizá aún estaríamos allí... jeje. Finalmente, 45km y 1000m de desnivel positivo para una salida “interruptus”!! Al llegar, yo seguía teniendo en mente la transición que nos puso Marcel y decidí que era el momento ideal para añadir otro granito de arena en nuestro camino hacia el IM. Después de entrar en calor, cambio de ropa y salí a trotar 1h. Como en las otras transiciones, muy buenas sensaciones y bajo de pulsaciones a un ritmo cómodo. Sin embargo, cada vez que encontraba una rampa (y fueron unas cuantas), me subían las pulsaciones rápidamente. Lección a aprender: ojo con ir confiado en la carrera a pie en el IM que aunque vayas cómodo a 140 bpm en un periquete te puedes poner a 160 bpm!!



El viernes por la tarde, cargué los trastos en el coche y puse rumbo a BCN. Me esperaba una cena con amigos por el Borne que acabó en fiestón (al que no me apunté porqué había quedado con Mauro, Cristian y Sergio para salir en bici si no llovía).

Sábado 9am. Con las previsiones de lluvia y los truenos que hubo durante toda la noche, parecía que no podríamos salir. Sin embargo, al despertarnos, lucía un sol espectacular!! Tenía muchísimas ganas de ver las rutas que se hacen por BCN. Esta vez, íbamos algo justos de tiempo y solamente hicimos unos 65km de ruta por Collserola cogiendo los puertos de Molins y del Forat del Vent. Me gustó mucho y ya tengo ganas de volver con la bici! A destacar los míticos ataques de Maurete que dentro de poco serán matadores... Tengo que aprovechar mientras les pueda seguir!! El tipo de salida es muy diferente a la que hacemos en Madrid, con más puertos a diferencia de los tramos llanos que tenemos en Madrid para ir acoplados. A ver si en los próximos meses en los que tengo bastantes findes de visita a BCN por preparativos de la boda y similares, puedo llevarme la bici!!